domingo, 2 de marzo de 2008

Los enamorados crecen
se hacen más grandes cada día,
duermen sobre espinas
y se lanzan a caminar el mundo
descalzos, sobre el fuego que no los quema.

Los enamorados miran hacia el cielo
encontrando palabras de amor en las nubes,
no comen porque se nutren de besos
andan por el mundo parsimoniosos
porque el tiempo no existe para ellos.

Los enamorados se comunican sin palabras
son esclavos de caricias, besos y miradas,
se ven en la calle y se reconocen
por esa nube blanca que camina con ellos
tienen como brújula el perfume ajeno
y es un GPS en perfecto estado
porque nunca se equivoca
en la busqueda del ser amado.

Los enamorados se recuestan en el pasto
para unir sus cuerpos a escondidas,
se saben poseedores del tesoro vivísimo y único
que es el amor, siempre joven, imperturbable.

Los enamorados se encuentran en horas pico
sobre cualquier calle y se hallan a solas
en el universo de cuerpos que los rodea,
viven gracias a pequeños detalles imperceptibles:
tomarse de las manos, olfatearse como cachorros,
nimiedades que los nutren de paz y vida.

Los enamorados se separan y se unen
para seguir siempre andando silenciosos
y amándose sin que lo sepa nadie

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